
El tiempo cambia. El sol deja a un lado su tímida condición de invierno y comienza ya a calentar. Apetece quitarse el abrigo, usar ropa ligera, salir a la calle y..,claro está, tomarse un vino. He allí que estás en la barra contento de sol y pides un tinto. Cuando lo traen, caliente como un caldo (pero de sopa), tu alegría pre-primaveral se desvanece…
Señores hosteleros, por favor, no sirvan el vino tinto a eso que llaman temperatura ambiente. El ambiente ya calienta y la temperatura interior de los bares suele ser, en estas épocas, superior a la de la calle.
Enfriad el vino. Es preferible que se sirva un par de grados por debajo de la temperatura recomendada a que esté caliente. Ya la copa y la conversación se encargarán de que lo tomemos a la temperatura óptima del disfrute.